EL MEDICO IDEAL

>> lunes, 9 de noviembre de 2009


En estos tiempos difíciles, la insensibilidad ha hecho suyos a muchos seres humanos. Lamentablemente, también algunos médicos y enfermeras han caído en las garras de la insensibilidad, tratan mal a las personas, en forma despectiva, impersonal y desconsideradamente, principalmente en las instituciones gubernamentales. ¿Dónde quedó la vocación? La carrera de medicina es una carrera larga y cara, pero noble, se supone que quienes la eligen lo hacen llevados por su anhelo de ayudar al prójimo, de salvar vidas. No solo en México, sino en muchos otros países, especialmente en los tercermundistas, los servicios de Seguro Social tienen muy mala fama por la falta de atención apropiada al paciente, de parte de médicos y enfermeras. Pero esos mismos médicos que en la mañana trabajan en el Seguro, lo hacen en las tardes en su consultorio particular y allí su atención al paciente es muy diferente, ¿por qué? ... ¡pues porque el cobro de altos honorarios lo amerita! Es decir, como en casi todo ahora, el dinero que posee una persona determina cómo debe ser tratada... Vivimos tiempos de mucha injusticia. Pero gracias a Dios que aun existen buenos médicos, que tratan bien a sus pacientes y se preocupan realmente de su salud. Estos médicos son muy valiosos dentro de la sociedad y entre ellos están los médicos cristianos. Un médico cristiano además de tratar la sanidad del cuerpo de su paciente, se interesa en la salud de su alma.
¿Cómo debe ser el médico ideal? En primer lugar, debe saber escuchar. Muchas personas llegan al consultorio médico con mucha necesidad de ser escuchadas. Sus males en realidad no son más que consecuencias de su alma herida y hablar con su doctor ayuda a que sientan que alguien se interesa en ellas. En casos así, un médico que solo se apoya en la ciencia, solo puede escuchar y recetar quizá algún antidepresivo. Un médico cristiano, puede hacer mucho más por ellas, ya que además tiene a Dios de su lado y la capacidad de comprender mejor los problemas del alma. Cuando el alma está enferma, la enfermedad se pasa al cuerpo. Muchas enfermedades son reflejo de la falta de Dios en la vida de algunas personas.
El médico ideal es aquel que sabe escuchar y se interesa realmente en la salud física y emocional de sus pacientes. Pone todo de su parte, todos sus conocimientos, toda su voluntad para ayudar a las personas, para aliviar su dolor, para curar sus males, para hacerles sentir comprendidas. No hace distinciones, no discrimina, no trata a sus pacientes según el dinero que traigan en la bolsa. Es justo y bondadoso, amable, cortés y paciente. ¡Jesús es el médico ideal, reúne todas estas cualidades y más!.
Jesús tiene la perfecta medicina para el alma y para el cuerpo. Entrégate a Su cuidado, no puede haber médico más confiable. El sabe por anticipado de lo que padeces, lo sabe antes de que se lo digas. Es certero en su diagnóstico, nunca se equivoca. Sabe cuál es la medicina exacta para cada uno de tus males. No dudes en acudir a El, es el médico ideal, el más capacitado, es experto en males del alma. El atenderá tus heridas y las cerrará sin causarte dolor, sanará tu alma y tu cuerpo. El siempre estará presente cuando lo necesites, no tienes más que llamarlo en oración y El te escuchará. El no te cobrará nada por la consulta, así que no necesitas dinero, solo necesitas fe.
Cuando Jesús estaba en Capernaum, comiendo con publicanos y pecadores y los fariseos increparon a sus discípulos, criticándole por comer con esa clase de gente, Jesús se refirió a sí mismo como médico. "No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. Y yo no he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Marcos 2:17 NVI) Todos necesitamos de Jesús, puesto que todos somos pecadores y la medicina para el pecado es Su perdón. El pecado es una adicción heredada por nuestros primeros padres. Necesitamos a Jesús para librarnos de esa adicción. La medicina idónea para esto es Su perdón, pero debemos seguir Sus indicaciones al pie de la letra. La principal recomendación es huir del pecado para mantenernos sanos. También nos recomienda hablar con El todos los días, comunicarle nuestras dudas e inquietudes. La comunicación constante con El ayudará a que no caigamos otra vez en esa abominable adicción. Pero si alguna vez se nos olvida seguir las indicaciones y volvemos a caer, El siempre tendrá a la mano la medicina de Su perdón.

Angélica García Schneider



0 comentarios:

About This Blog

Lorem Ipsum

  © Free Blogger Templates Joy by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP