MEDITARAS EN LA PALABRA

>> jueves, 13 de mayo de 2010

"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que está escrito en él, porque entonces harás prosperar tu camino y todo te saldrá bien".

Josué 1:8

Recientemente leí un artículo en la revista cristiana llamada "La Voz de Victoria del Creyente", del mes de Agosto de 2009, sobre la importancia de meditar en la Palabra de Dios. Me llamó la atención y quiero compartirlo con todos ustedes:

El meditar en la Palabra de Dios fue un elemento esencial, que conducía al triunfo en los días de Josué y todavía lo es. Reflexionemos por un momento: Sí leemos la Palabra de Dios, hasta la oímos predicada y cantada. Sin embargo, muchas veces no nos detenemos a meditar en ella. La meditación escritural significa simplemente el pensar y reflexionar en la Palabra. Esto significa escoger cierta porción de ella y aplicarla mentalmente a nuestras propias circunstancias, vez tras vez, hasta que la Escritura marque nuestro consciente permanentemente. La meditación es importante porque puede afectar nuestras vidas profundamente. Pero vamos a tratar de ilustrar lo anterior echando una mirada a la vida de Abraham. Cuando Dios le dijo a Abraham por primera vez que iba a tener un hijo, Abraham ya estaba viejo. Su esposa Saraí había sido estéril toda su vida y no solo eso, sino que por la edad avanzada, ya hacía mucho que se le había pasado la edad de procrear. Es decir que Saraí y Abraham se veían a ellos mismos como una pareja anciana y sin hijos. Ya habían perdido la esperanza. Por eso cuando el Señor le dijo a Abraham que les iba a dar un hijo, teniendo él cien años y ella noventa, Abraham se rió. Como esto era inimaginable, Dios no solo le hizo una promesa verbal, sino que en Génesis 15:5-6 podemos leer que lo llevó afuera y le dijo que mirara los cielos y contara las estrellas, y le preguntó que si las podía contar y agregó: "Así será tu descendencia y creyó a Jehová y le fue contado por justicia". Dios no dejó que Abraham se quedara con la imagen de sí mismo como la de un hombre viejo y sin hijos, sino que le dio una nueva imagen para meditar: una imagen del cumplimiento de la promesa de Dios.

¿Te puedes imaginar a Abraham viendo las estrellas, tratando de contarlas? El las veía y visualizaba las caras de sus nietos y bisnietos. El llenó los ojos de su corazón con la promesa de Dios. Después, cuando Abraham y Saraí comenzaban a olvidar la visión, Dios les dio nuevos nombres, para que no olvidaran Su promesa sino que la recordaran al oír sus nombres. Así, la promesa se convirtió en una parte permanente de su identidad. Esto es meditar. Es tremendamente poderoso, dice el autor, el enfocarse en las promesas de la Escritura que Dios te ha dado, y ponerlas a trabajar, así como lo hizo Abraham. Tenemos que visualizar e imaginar la Palabra de Dios. Usar la imaginación que Dios nos dio para visualizar el cumplimiento de sus promesas, es tremendamente provechoso porque estamos haciendo nuestra esa porción de la Palabra; estamos poniendo en acción la fe que Jesús nos dio. Así que si el Señor se lo dijo a Josué, a nosotros también nos lo está mandando (Josué 1:8) y así todo nos saldrá bien.

Bendiciones

Judith Patiño N.


1 comentarios:

Noemi 5 de mayo de 2014, 21:08  

excelente blog, bendiciones
mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com

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