Senda joven PECADOS VOLUNTARIOS

>> jueves, 13 de mayo de 2010


Sofronio, virtuoso ciudadano romano, tenía una hija muy hermosa, llamada Eulalia, y ésta le pidió permiso para visitar a la mundana Lucina.

—No puedo permitírtelo —dijo el padre.

—¿Me crees demasiado débil?—replicó la hija indignada.

Sofronio cogió un carbón apagado y pidió a su hija que lo tomara en la mano, pero ésta vacilaba en hacerlo.

—Cógelo, hija mía, no te quemarás.

Obedeció Eulalia, y la blancura de su mano se vio inmediatamente manchada.

—Papá, hay que tener cuidado al tomar los carbones— dijo de mal humor.

—Es verdad —dijo el padre solemnemente— porque aunque no queman, tiznan. Y lo mismo ocurre con las malas compañías y conversaciones.

Durante los últimos años he visto como el pecado se está apoderando de los jóvenes, de los adultos y a decir verdad, del mundo entero. ¿Será que aquel que es poderoso para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria con gran alegría, está descansando? o ¿será que nuestros líderes nos "autorizan" a pecar sin tener ninguna consecuencia de gravedad?

La Palabra de Dios nos dice:

Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. (Hebreos 10:26-27)

Para el mundo actual no hay ningún problema en que peques sin freno alguno, de hecho es la cosa más común hoy en día. Es más, si no lo haces eres el "raro" del grupo de amigos y definitivamente no eres bien recibido entre ellos.

Muchas de las veces la necesidad de ser aceptados o bien, la necesidad de sentirnos parte de "algo" o "alguien" nos orilla a realizar voluntariamente toda clase de pecados con tal de no ser rechazados por aquellos "amigos"; que al igual que el carbón, lo único que hacen es hacernos sucios delante de la presencia de Dios.

No importa quién sea ese "amigo". Si él te está llevando derechito al infierno es preferible que pierdas a un "amigo" a que vayas a pasar toda una eternidad sin Jesucristo tan sólo por vanas amistades o placeres momentáneos.

Santiago escribió: ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. (Santiago 4:4)

En el libro de Ezequiel encontramos:

He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá. (Ezequiel 18:4)

Por lo tanto, podrás estar pecando voluntariamente con ese orgullo fanfarrón de poder hacer lo que bien te parece. Podrás tener el apoyo de tus "amistades", de tu pareja sentimental, de tus padres, de tus líderes y del mundo entero pero nunca jamás tendrás el apoyo de Jesucristo. Sin duda alguna ningún amigo, ninguna pareja, ningún papá y ningún líder espiritual te podrán salvar de las llamas del infierno. La salvación viene de Dios Padre mediante Jesucristo en la horrenda muerte de cruz que padeció siendo un joven de 33 años.

Si tú eres una persona que se encuentra en esta situación de estar pecando deliberadamente déjame decirte que si no te arrepientes y dejas de pecar no hay nada más que hacer por tu vida.

La Palabra de Dios dice: Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. (Efesios 6:10)

Nótese que este pasaje bíblico no dice: "Señor, fortaléceme", sino fortalécete tú. Todo lo que padeció Jesucristo antes de llegar a la cruz del calvario y durante sus últimas horas de vida en la cruz fue para que tú te fortalecieras en El a la hora de la tentación. Sin duda alguna El se encontraba en esos momentos con la tentación de dejarlo todo y no sufrir más, pero no se dejó vencer, por lo tanto, ¡tenemos la gran oportunidad de fortalecernos en aquel que ha vencido! Recuerda, ya hizo todo lo que te hacía falta para llevar una vida sin pecado en este mundo. Definitivamente no puedes responsabilizar a Dios por tus tentaciones y debilidades; tú eres responsable delante de Dios por tus debilidades.

No me puedo imaginar estar delante de Jesucristo (cuando nos llame a su presencia) viéndolo sentado con toda su gran gloria y en toda su majestad a la diestra de Dios Padre diciéndole: "es que no diste tu máximo esfuerzo para que yo no pecara", "tú, Jesús, eres el responsable de todos mis pecados porque no me fotaleciste como yo necesitaba", "no fue suficiente tu muerte en la cruz del calvario"...

¿Te puedes imaginar esta escena?

¿qué te respondería Jesús?, o bien,

¿qué te diría Dios Padre por culpar de todos tus pecados voluntarios a su santo hijo Jesucristo que le fue obediente hasta la muerte de cruz?

Tal parece que eso hacemos con nuestra vana manera de vivir.

Te invito para que de ahora en adelante dejes esa forma pecaminosa de vivir y vengas a la vida santa y perfecta que Jesucristo te ofrece. Ora al Señor con un corazón humilde y arrepentido. Pídele perdón y no peques más.

¡¡¡Jesucristo está con los brazos abiertos esperándote!!!

Daniel Jiménez

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