PREPARANDONOS PARA LA BODA
>> jueves, 13 de mayo de 2010
A pesar del libertinaje con se que se vive en la actualidad, todavía hay muchas parejas que creen en Dios y deciden unirse bajo Sus preceptos. Para que un matrimonio se realice hay un proceso: un noviazgo, un compromiso y un pacto en el altar. Contraer nupcias no es el final de los sueños, es el comienzo de un anhelo más grande: una vida con tu pareja. El noviazgo es muy hermoso, lleno de detalles especiales y lindas miradas, envueltas en el deseo de estar juntos. El matrimonio es mejor, es la realización de tus sueños, vivir juntos plenamente, sin límites ni chaperones, es adquirir una casa a tu gusto y construir un hogar, formando tu propia familia. Una boda no es cualquier cosa, hay tanto que hacer antes del gran día que se requiere de tiempo para prepararse bien. Hay que organizar el matrimonio civil, la ceremonia religiosa y para culminar con broche de oro: la fiesta. Las bodas se diferencian en los detalles de preparación. Tienes que pensar en la iglesia, el salón, los padrinos, las damas y sus vestidos, los invitados, el banquete, la música, el pastel, los recuerdos, las flores, las fotos, el carro, etc., etc., pero sobre todo en el vestido de la novia. Todas deberían poder celebrarse a lo grande, pero en muchas ocasiones la economía no lo permite. Cuando se nos anuncia una boda, compartimos el gozo de los novios y es muy bonito ser invitado y además parte de los preparativos, pero más emocionante es, cuando se trata de tu propia boda o de alguien muy cercano a ti. La mejor boda está por acontecer, la que con más tiempo se ha planeado. Será grandiosa, espectacular y en el mejor lugar de todos. Es el evento más esperado de todos los tiempos, creo que todos queremos estar allí. Pero no son los detalles de la fiesta lo más impresionante, se trata de los contrayentes: no hay otro Novio como éste, ni novia más afortunada que la comprometida. Además, dice la Biblia, que serán bienaventurados los que tomen parte en ella. ¡Será un día glorioso! El compromiso ya está hecho. El Novio ha pagado la dote con sangre. Aunque todavía no tenemos la fecha, sabemos que será pronto. La novia tiene poco tiempo para prepararse, porque el esposo pronto vendrá por ella para llevársela a su propio hogar. Jesucristo, es el esposo que viene a buscar a su novia: la iglesia. Sí, Jesús viene por nosotros Su iglesia. Durante este tiempo de espera, tenemos que "vestirnos de lino fino", es decir, llevar una vida de pureza y de lealtad a nuestro amado y esperando Novio. Dice la Biblia que el atavío de la Esposa es la justicia de los santos, no actividades religiosas en las que participan para hacer méritos, sino obras que reflejen la vida de Cristo en sus propias vidas. ¿Lo estás esperando?, ¿Te estás preparando? Acuérdate que el tiempo vuela, y que debes ser como las vírgenes prudentes y mantener tu lámpara encendida, porque no sabes cuándo llegará el Señor (Mt. 25:1-13). ¿Están tus ropas blancas? El anhelo del Señor es presentarse a sí mismo una esposa gloriosa, sin mancha ni arruga (Ef. 5:25-27), por eso nos ha lavado con Su Sangre, nos ha dado al Espíritu Santo como nuestro ayudador y nos prepara buenas obras para hacer (Efe. 2:10), pero a final de cuentas, somos nosotros quienes elegimos con quien pasar nuestro tiempo, como actuar y qué cosas hacer. El mundo quiere envolvernos en la vanidad, la diversión y la negligencia. Somos tentados a diario y muchos han sido seducidos y han caído, descuidando su amor por Jesús. Hoy te exhorto a que te esfuerces y seas fiel a Dios, porque vale la pena. No encontrarás a otro Novio como Él y cuando vuelva e inicien los festejos de las Bodas del Cordero, no habrá gozo más grande comparado con el que sentirás y verás el cumplimiento de todas las promesas que encontramos en la Biblia en tu vida, viviremos junto a nuestro amado Salvador y El enjugará toda lágrima de nuestros ojos; y ya no habrá muerte, ni habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasarán (Ap. 21:2-4). Es tiempo de prepararnos para nuestra gran boda. No tengas miedo presentarte ante Cristo, es tu Novio y te Ama más que nadie. Solo corresponde a Su gran amor, esfuérzate, sé valiente y piensa más en El que en tí. Busca agradarlo en todo y únete al Espíritu y a la Esposa que dicen: Ven (Ap. 22:17). Marisa Valle
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