COMPLETAMENTE VIVOS

>> sábado, 22 de enero de 2011


"Por tanto, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir conforme a la naturaleza pecaminosa. Porque si ustedes viven conforme a ella, morirán; pero si por medio del Espíritu dan muerte a los malos hábitos del cuerpo, vivirán"
Romanos 8:12-13 NVI

Los seres humanos estamos formados por cuerpo, alma y espíritu. El cuerpo, todo el mundo sabe lo que es, inclusive, es motivo de culto para algunas personas. Pero no tienen una idea muy clara de lo que es el alma y el espíritu y la diferencia entre ellos. En el alma están las emociones, pensamientos, sentimientos, etc. Pero el alma humana está contaminada, a causa del pecado. Esta contaminación heredada por Adán ("Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron." Romanos 5:12) puede ser erradicada por el Hijo de Dios ("Pero la transgresión de Adán no puede compararse con la gracia de Dios. Pues si por la transgresión de un solo hombre murieron todos, ¡cuánto más el don que vino por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, abundó para todos!" Romanos 5:15).

El espíritu es la parte más olvidada por la mayoría de los seres humanos. El espíritu es como un puente que permite al hombre llegar a tener una relación con Dios. "Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó" (Génesis 1:27) El ser humano es el único ser viviente que posee espíritu, esa parte que Dios le concedió, a su semejanza divina, para comunicarse con El. Pero a causa del pecado, vino la muerte espiritual. Sin embargo, no tenemos que permanecer muertos espiritualmente, Jesús, con su muerte, vino a darnos vida. Al recibir a Cristo, recibimos esa vida, con el Espíritu Santo de Dios. Así que ya no somos más "cadáveres espirituales". Si estamos llenos del Espíritu Santo, estamos llenos de vida, no solo nuestro cuerpo está vivo, sino que también nuestro espíritu, ¡estamos completamente vivos!. Nuestra vida corporal se acabará, pero nuestro espíritu seguirá vivo por siempre, junto al Señor.

¡Cuántos cadáveres andan por ahí circulando, en todo el mundo, sin ellos saberlo! Se creen llenos de vida, por su buena condición física, hacen mucho ejercicio y mantienen sus cuerpos en forma, pero ignoran que una parte de su ser, ¡está totalmente muerta!, su parte espiritual. Ejercitan mucho su cuerpo cada día, es algo que no pueden dejar de hacer, lo convierten en un hábito, y no tiene nada de malo el ejercicio, pero ¿qué hay dentro de esos cuerpos tan ejercitados?: un espíritu atrofiado... muerto.

Para que haya armonía en el ser humano, debe haber equilibrio entre su cuerpo, su alma y su espíritu. Nadie es feliz solo por su cuerpo hermoso. A veces dentro de esos cuerpos, hay un alma herida y si le agregamos un espíritu muerto, ¿podrá haber equilibrio dentro de esa persona?, ¿podrá haber armonía y felicidad? Por eso es que tantas personas consideradas por el mundo, bellas y famosas, son tan infelices. Si buscaran el reino de Dios, en lugar de su belleza física, todo les vendría por añadidura.

Al conectarse con Dios, nuestro espíritu se regocija, todo nuestro ser se llena de vida. Cuando no hay esa conexión, existe un vacío dentro del ser humano, que le provoca ansiedad, tristeza, depresión, duda, resentimiento, envidia, etc. Mantengámonos siempre conectados con nuestro Dios, preocupémonos del ejercicio espiritual, así como del físico, porque la salud espiritual es tan importante o más, que la salud física. Sabemos que nuestros cuerpos algún día morirán, ¡pero nuestro espíritu debe estar bien saludable para volar hasta el Señor cuando llegue ese día!
"Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo".
1 Tesalonicenses 5:23

Angélica García Sch.

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