¿DONDE BUSCAS TU BIENESTAR?

>> sábado, 22 de enero de 2011


En el S. XVII un médico italiano llamado Blancardi afirmaba: “El chocolate no solo tiene un sabor agradable, sino que es también un auténtico bálsamo para la boca, pues contribuye a mantener todas las glándulas y humores en un perfecto estado de salud”.
Durante el S. XVIII en las farmacias se ofrecían chocolates curativos de muchas variedades: chocolate purgante a la magnesia, chocolate anti-veneno basado en bálsamo del Perú, chocolate de avena, de arroz y de cereal. Se creó hasta un chocolate con extracto de carne, recomendado para niños y personas convalecientes.
Hoy en día se sabe que el consumo de chocolate en cantidades moderadas produce sensación de felicidad, porque induce a la producción de una sustancia vinculada a la serotonina, hormona responsable directa de las sensaciones de tranquilidad, relajación y felicidad. Alivia el síndrome premenstrual. Estimula el organismo ya que ejerce un efecto parecido al de la cafeína (pero en menos medida). Produce sensación de saciedad y de fluidez mental. Protege al corazón. Frena el envejecimiento.
¿Habrá puesto Dios al cacao algo de sí mismo? Porque no hay mayor sensación de bienestar, que estar bien con Dios. El chocolate nos proporciona una sensación placentera, pero pasajera. La cercanía de Dios, nos proporciona una sensación de bienestar constante. No hay mejor remedio para la ansiedad y las preocupaciones, que los brazos de nuestro Dios. Esto no quiere decir que debemos deshechar el chocolate, pero cuando busques paz, no la busques en el chocolate, búscala en Dios.
Las personas que no conocen a Dios, buscan incesantemente la paz y la felicidad, en pastillas, principalmente. Creen todo lo que leen en las revistas y en los programas de televisión, para calmar los nervios. Se introducen en filosofías orientales y técnicas variadas de medicina alternativa, para mitigar su angustia y malestares físicos, consecuencia de esa angustia. Y en estos días, muchos se han hecho ricos gracias a esta gran demanda. La vida agitada actual, ha producido más personas con trastornos de ansiedad y falta de bienestar que nunca. Así como el chocolate, existen miles de sugerencias para sentirse bien, que la gente consume sin mayores averiguaciones.
En el mundo hay gran necesidad de bienestar, tanto físico como emocional. El Señor es el médico de médicos, tanto en lo físico, como en lo emocional. Cuántos casos hay en los que la ciencia dijo "no hay nada que hacer", pero Dios mostró su poder, levantando a esa persona desahuciada. Nosotros los llamamos milagros, pero el mundo no quiere creer que Dios sigue haciendo milagros, aunque lo vean con sus propios ojos. Cuántos casos conocemos de personas, que a punto de quitarse la vida, tuvieron un encuentro con Dios, a través de uno de Sus hijos, que apareció justo a tiempo, para disuadirlos. Ni el mejor psicólogo puede lograr dar tanta paz y deseos de vivir que nuestro Señor.
Si buscas bienestar, si buscas paz, si buscas salud, hay un solo camino seguro: Jesucristo. El está dispuesto en todo momento y en todo lugar. Cuéntale tus penas, tus preocupaciones, no hay mejor consejero, no hay mejor psicólogo, no hay mejor médico de almas, que El. Es el mejor amigo y confidente, sana todas las penas y calma cualquier tempestad.
"¿Por qué voy a inquietarme? ¿Por qué me voy a angustiar? En Dios pondré mi esperanza, y todavía lo alabaré. ¡Él es mi Salvador y mi Dios!"
Salmos 43:5 NVI

Angélica García Sch.

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