SALMO 139
>> sábado, 22 de enero de 2011
Este precioso salmo fue escrito por el rey David. Nos habla de que Dios está en todas partes y conoce todo lo que hacemos, lo que pensamos, lo que sentimos. Nada hay oculto para Él, todo lo sabe, lo conoce, lo entiende y viendo nuestro corazón y nuestros pensamientos tal como son, así nos ama, nos acepta y siempre está con nosotros.
"Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos". ¡Qué maravilloso saber que nunca estamos solos! Nos dice el salmista que Jehová nos examina y nos conoce perfectamente. Si estás triste Él lo sabe, si estás solo, si te sientes enfermo, si estás cansado o en angustia, tus problemas, tus afanes, Él los conoce y a cada problema tuyo Dios responde con amor, Dios responde a tus necesidades, te abraza, te ama, te cuida, vela por ti y nunca te abandona. Él conoce también tus actividades, si son muchas, si es poco tu reposo, si necesitas descanso, Él lo sabe. Cada día y cada momento puedes pedirle lo que tú necesitas: un poco de quietud, ver a un amigo, una ayuda, un consuelo. Dios te conoce y responde con amor siempre.
"Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender". Es maravilloso saber cuánto nos ama Dios, cómo nos protege y nos cuida. Tanto, que como dice el salmista, ni siquiera lo podemos comprender. Muy lejos está nuestra mente de poder entenderlo… ¡tanto amor, tanto cuidado de nosotros! Él nos rodea y guarda perfectamente. Detrás, delante y aun encima de nosotros están sus manos. Él forma un hueco con sus manos y ahí nos guarda de todo mal. Aun lo que hablamos, Dios lo sabe desde que lo pensamos. Dios ve nuestro pensamiento; es grande su poder y es grande su amor.
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar… Ciertamente Dios está presente en todo lugar, todo espacio está lleno de Él. Su presencia, su Espíritu Santo abarca toda la tierra y su plenitud; el mundo entero y todo lo que tiene vida le pertenece. Dios lo observa y lo conoce, así es su poder. No podemos ir a ningún lugar donde no esté Dios, no podemos huir y escondernos de su presencia, pues el mundo en el que vivimos es de Él, es obra de sus manos. Si fuéramos tan alto que llegáramos al cielo, ahí habita Dios; si fuéramos al lugar más bajo, allí lo encontraríamos; si estuviéramos en el mar, allí está Dios; donde el sol sale, allí está Dios. Él domina todo y todo está en sus manos. No quieras huir de Dios, mejor pensemos que donde quiera que estemos, allí llega la mano de Dios a ayudarnos, a tocarnos, a levantarnos. Donde quiera que estés llama a Dios y Él te responderá.
"…aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz". Es hermoso este versículo: “aun allí me guiará tu mano”. Dios nos ama tanto que si lo buscamos y se lo pedimos, Él será nuestro guía siempre. Nos sacará de cualquier lugar donde estemos, no importa si es alto, si es bajo, si es lejos, si es oscuro, si es doloroso, lleno de penumbra… aun allí nos guiará su mano, nos llevará a sendas nuevas y a lugares seguros. La peor noche y la peor oscuridad se convertirán en luz, Dios nos llevará a la luz del nuevo día, al gozo de la esperanza. Donde está Dios no hay noche, pues Él es luz. Dice el salmista que Dios nos tomará con su mano derecha, Dios extenderá su brazo fuerte y nos tomará, nos dará seguridad y valor porque es el brazo del Dios vivo, del Dios Altísimo quien nos toma de cualquier lugar y nos lleva a su luz admirable. Sólo acércate y pídeselo: guíame Dios, sácame de tinieblas a luz.
"Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra". ¡Qué maravillosos versículos que le dan sentido a nuestra vida! Tenemos una grande y preciosa razón por la que estamos vivos: Dios nos formó. ¡Estoy maravillado! como lo dice el salmista, estoy maravillado, soy feliz y alabo el nombre de Dios. Le doy honra y gloria pues Dios viene hoy a decirnos que no somos criaturas de la naturaleza, ni resultado de un deseo humano; somos criaturas de Dios, formados por Dios, deseados por Dios, pensados por Dios… Él quiso traernos al mundo para amarnos y hacernos sus hijos, darnos su nombre, su herencia y su vida eterna; grandes son sus obras y llenas de amor. Por eso le alabamos y nuestra alma está llena de gozo: ¡somos de Dios! le pertenecemos, no estamos solos, existimos porque Dios nos amó, nos escogió, nos formó en nuestra madre, somos creados por amor, para ser amados y guardados por el Dios del Universo.
"Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo". ¿Sabes que fuiste creado detalle a detalle por Dios? No sólo fuiste creado por Él, dice su Palabra que Dios vio tu embrión, pequeñito te amó y luego fue formando todas las partes de tu cuerpo, cada cabello, cada pedacito tuyo Dios lo formó y lo hizo. “…en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas…” Por eso dice el salmista: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!”, porque Dios pensó en ti y así te formó, eres de gran estima para Dios, eres hijo amado. Podríamos tratar de entender a Dios y pasaríamos día y noche pensando en su amor, en las cosas preciosas que Él ha formado, en lo bueno que nos ha dado, en su bondad y llegaría el amanecer sin que pudiéramos terminar de enumerar y pensar en lo que Dios hace para nosotros, por eso dice el salmista: “despierto, y aún estoy contigo.” ¡Qué hermoso dormir pensando en Dios y despertar dándonos cuenta de que Él sigue con nosotros! Llega un nuevo día y allí está Dios a nuestro lado para empezarlo con nosotros, para caminarlo con nosotros. ¡Cuán grande es su amor!
"De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?" Dios hará que se alejen de nosotros los hombres impíos, los malvados, los que derraman sangre. Dios puede alejarlos, pídeselo a Él; pídele que ponga guarda a tu casa y a tu vida, que aleje a todos aquellos que blasfeman, que maldicen, que juran y mienten. Todos los que son enemigos del Dios Altísimo, del Dios vivo, Él mismo habrá de alejarlos de tu vida por amor a su nombre, por amor a ti, a tu casa y a tus hijos. Dios sabe que necesitas estar lejos de toda violencia para que lo alabes con labios y manos limpias que lo buscan con un corazón sincero.
"Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno". Termina el salmista con una súplica que es la nuestra también. A Dios que lo conoce todo, que lo sabe todo, al Dios que ve nuestros pensamientos, a nuestro Dios le pedimos que vea nuestro corazón, que lo examine, que examine también cada uno de nuestros pensamientos, si tenemos caminos de perversidad, si tenemos pensamientos de mal, que Dios en su infinita bondad y amor nos guíe a nuevos caminos, nos lleve a sendas de bien, al camino que nos lleve a disfrutar la vida eterna con Él.
Ana María Ruíz Cárdenas
"Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos". ¡Qué maravilloso saber que nunca estamos solos! Nos dice el salmista que Jehová nos examina y nos conoce perfectamente. Si estás triste Él lo sabe, si estás solo, si te sientes enfermo, si estás cansado o en angustia, tus problemas, tus afanes, Él los conoce y a cada problema tuyo Dios responde con amor, Dios responde a tus necesidades, te abraza, te ama, te cuida, vela por ti y nunca te abandona. Él conoce también tus actividades, si son muchas, si es poco tu reposo, si necesitas descanso, Él lo sabe. Cada día y cada momento puedes pedirle lo que tú necesitas: un poco de quietud, ver a un amigo, una ayuda, un consuelo. Dios te conoce y responde con amor siempre.
"Pues aún no está la palabra en mi lengua, y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda. Detrás y delante me rodeaste, y sobre mí pusiste tu mano. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; alto es, no lo puedo comprender". Es maravilloso saber cuánto nos ama Dios, cómo nos protege y nos cuida. Tanto, que como dice el salmista, ni siquiera lo podemos comprender. Muy lejos está nuestra mente de poder entenderlo… ¡tanto amor, tanto cuidado de nosotros! Él nos rodea y guarda perfectamente. Detrás, delante y aun encima de nosotros están sus manos. Él forma un hueco con sus manos y ahí nos guarda de todo mal. Aun lo que hablamos, Dios lo sabe desde que lo pensamos. Dios ve nuestro pensamiento; es grande su poder y es grande su amor.
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar… Ciertamente Dios está presente en todo lugar, todo espacio está lleno de Él. Su presencia, su Espíritu Santo abarca toda la tierra y su plenitud; el mundo entero y todo lo que tiene vida le pertenece. Dios lo observa y lo conoce, así es su poder. No podemos ir a ningún lugar donde no esté Dios, no podemos huir y escondernos de su presencia, pues el mundo en el que vivimos es de Él, es obra de sus manos. Si fuéramos tan alto que llegáramos al cielo, ahí habita Dios; si fuéramos al lugar más bajo, allí lo encontraríamos; si estuviéramos en el mar, allí está Dios; donde el sol sale, allí está Dios. Él domina todo y todo está en sus manos. No quieras huir de Dios, mejor pensemos que donde quiera que estemos, allí llega la mano de Dios a ayudarnos, a tocarnos, a levantarnos. Donde quiera que estés llama a Dios y Él te responderá.
"…aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra. Si dijere: ciertamente las tinieblas me encubrirán; aun la noche resplandecerá alrededor de mí. Aun las tinieblas no encubren de ti, y la noche resplandece como el día; lo mismo te son las tinieblas que la luz". Es hermoso este versículo: “aun allí me guiará tu mano”. Dios nos ama tanto que si lo buscamos y se lo pedimos, Él será nuestro guía siempre. Nos sacará de cualquier lugar donde estemos, no importa si es alto, si es bajo, si es lejos, si es oscuro, si es doloroso, lleno de penumbra… aun allí nos guiará su mano, nos llevará a sendas nuevas y a lugares seguros. La peor noche y la peor oscuridad se convertirán en luz, Dios nos llevará a la luz del nuevo día, al gozo de la esperanza. Donde está Dios no hay noche, pues Él es luz. Dice el salmista que Dios nos tomará con su mano derecha, Dios extenderá su brazo fuerte y nos tomará, nos dará seguridad y valor porque es el brazo del Dios vivo, del Dios Altísimo quien nos toma de cualquier lugar y nos lleva a su luz admirable. Sólo acércate y pídeselo: guíame Dios, sácame de tinieblas a luz.
"Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra". ¡Qué maravillosos versículos que le dan sentido a nuestra vida! Tenemos una grande y preciosa razón por la que estamos vivos: Dios nos formó. ¡Estoy maravillado! como lo dice el salmista, estoy maravillado, soy feliz y alabo el nombre de Dios. Le doy honra y gloria pues Dios viene hoy a decirnos que no somos criaturas de la naturaleza, ni resultado de un deseo humano; somos criaturas de Dios, formados por Dios, deseados por Dios, pensados por Dios… Él quiso traernos al mundo para amarnos y hacernos sus hijos, darnos su nombre, su herencia y su vida eterna; grandes son sus obras y llenas de amor. Por eso le alabamos y nuestra alma está llena de gozo: ¡somos de Dios! le pertenecemos, no estamos solos, existimos porque Dios nos amó, nos escogió, nos formó en nuestra madre, somos creados por amor, para ser amados y guardados por el Dios del Universo.
"Mi embrión vieron tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas. ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena; despierto, y aún estoy contigo". ¿Sabes que fuiste creado detalle a detalle por Dios? No sólo fuiste creado por Él, dice su Palabra que Dios vio tu embrión, pequeñito te amó y luego fue formando todas las partes de tu cuerpo, cada cabello, cada pedacito tuyo Dios lo formó y lo hizo. “…en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas…” Por eso dice el salmista: “¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!”, porque Dios pensó en ti y así te formó, eres de gran estima para Dios, eres hijo amado. Podríamos tratar de entender a Dios y pasaríamos día y noche pensando en su amor, en las cosas preciosas que Él ha formado, en lo bueno que nos ha dado, en su bondad y llegaría el amanecer sin que pudiéramos terminar de enumerar y pensar en lo que Dios hace para nosotros, por eso dice el salmista: “despierto, y aún estoy contigo.” ¡Qué hermoso dormir pensando en Dios y despertar dándonos cuenta de que Él sigue con nosotros! Llega un nuevo día y allí está Dios a nuestro lado para empezarlo con nosotros, para caminarlo con nosotros. ¡Cuán grande es su amor!
"De cierto, oh Dios, harás morir al impío; apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. Porque blasfemias dicen ellos contra ti; tus enemigos toman en vano tu nombre. ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, y me enardezco contra tus enemigos?" Dios hará que se alejen de nosotros los hombres impíos, los malvados, los que derraman sangre. Dios puede alejarlos, pídeselo a Él; pídele que ponga guarda a tu casa y a tu vida, que aleje a todos aquellos que blasfeman, que maldicen, que juran y mienten. Todos los que son enemigos del Dios Altísimo, del Dios vivo, Él mismo habrá de alejarlos de tu vida por amor a su nombre, por amor a ti, a tu casa y a tus hijos. Dios sabe que necesitas estar lejos de toda violencia para que lo alabes con labios y manos limpias que lo buscan con un corazón sincero.
"Los aborrezco por completo; los tengo por enemigos. Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno". Termina el salmista con una súplica que es la nuestra también. A Dios que lo conoce todo, que lo sabe todo, al Dios que ve nuestros pensamientos, a nuestro Dios le pedimos que vea nuestro corazón, que lo examine, que examine también cada uno de nuestros pensamientos, si tenemos caminos de perversidad, si tenemos pensamientos de mal, que Dios en su infinita bondad y amor nos guíe a nuevos caminos, nos lleve a sendas de bien, al camino que nos lleve a disfrutar la vida eterna con Él.
Ana María Ruíz Cárdenas
1 comentarios:
precioso salmo, reciban muchisimas bendiciones desde El Salvador Centroamerica.
www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
MI TESTIMONIO DE SANIDAD DE CANCER INVASIVO PARA LA GLORIA DE DIOS.
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