Senda joven ALMITA
>> sábado, 16 de enero de 2010
"Asegúrate de que la luz que crees tener no sea oscuridad. Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado, como cuando una lámpara te alumbra con su luz.» Lucas 11:35-36 NVI
Era su primer día en esa escuela. Almita, como le decían todos en la iglesia, se sentía inquieta, se sentía ajena, incómoda. Siempre había ido a un colegio cristiano, pero las cosas ya no eran como cuando su padre vivía. Después de la muerte de su padre, su madre, con lágrimas en los ojos, le dio la noticia de que ella no podría seguir solventando las mensualidades del colegio. Ahora tenía que asistir a una escuela pública para terminar la secundaria y allí no conocía a nadie.
Ser "la nueva" siempre es bochornoso, quienes hayan pasado por eso lo comprenden muy bien. Una maestra la presentó al grupo y luego le asignó un lugar en el salón. Todos los ojos estaban sobre ella, se sentía observada y analizada. Trató de actuar con naturalidad, pero los nervios se la comían. Hizo una pequeña oración pidiendo tranquilidad, la necesitaba urgentemente. Recordó las palabras de Jesús: "En el mundo tendrás aflicción..." así se sentía en esos momentos, muy afligida, pero también recordó lo que seguía: "...pero confía, yo he vencido al mundo". La idea de que Jesús estaba junto a ella le dio la paz que necesitaba.
Días después, una de sus compañeras, la invitó a una fiesta que sería en casa de uno de los muchachos del grupo. Aceptó porque no quería caer mal. Se imaginaba qué clase de fiesta sería: 100% mundana y sabía que no se sentiría a gusto, pero pensaba ir solo un ratito, solo para hacer acto de presencia. Llegó el Sábado y se arregló para la fiesta. Cuando llegó, pudo darse cuenta de que había abundancia de bebidas alcohólicas. Le ofrecieron una inmediatamente, la cual rechazó con gentileza, pero insistieron mucho y la aceptó. Hizo como que la probaba y sonrió. "¿Qué estoy haciendo aquí?, se preguntaba, se empezó a sentir realmente incómoda. Un muchacho la sacó a bailar, se disculpó diciendo que no sabía bailar. Una de sus compañeras le pidió que la acompañara al baño y allí había otras tres chicas.
- ¿Cómo es posible que no bailes, ni bebas, ni nada de nada?- le dijo una de ellas.
- ¡No me digas que también eres virgen!- exclamó otra y todas soltaron la carcajada. Al notar que ella se quedaba callada, se le quedaron mirando con asombro.
- ¿Entonces eres virgen de verdad?- preguntó otra de las chicas.
- Sí, así es- respondió y todas se quedaron mirándola asombradas.
- ¿Acaso no tienes o has tenido novio?
- Sí, si tengo novio...
- Ah, ¿a poco nunca han tenido relaciones?.
- No, nunca. El también es cristiano y me respeta- Las chicas intercambiaron miradas de incredulidad.
- ¡Pero si es lo más normal! No tiene nada de malo pasar un buen rato con tu novio.
- Dios condena las relaciones sexuales fuera del matrimonio- respondió Almita.
- ¡Ay pero eso ya está pasado de moda! ¡Despierta niña!
- Los mandamientos de Dios siempre están vigentes, nunca pasan de moda.
- ¡Ay, eres una santurrona, no sabes de lo que te estás perdiendo!
- Ustedes no saben que se están perdiendo si practican tales cosas- respondió, pero ellas ya no la escuchaban. Salieron del baño, diciéndole que estaba loca y anticuada y volvieron a la fiesta. Después de ese día, pasó a ser "la rara", "la santurrona", "la virgencita", etc. Pero Almita no hacía caso, las burlas no iban a hacerla cambiar. Jamás volvería a ir a una fiesta de esas. En las reuniones de jóvenes de la iglesia se divertían sanamente, sin necesidad de alcohol ni nada de lo que a Dios no le agrada. En verdad iban a ser muy difíciles para ella esos años que le faltaban de estudios, pero estaba decidida a no flaquear y al contrario, le contaría de las maravillas de Dios a quien quisiera escucharla.
Los jóvenes cristianos a veces se tienen que enfrentar a serios retos en la escuela. Es entonces cuando son probados por Dios. Los cristianos debemos ser luz en medio de la oscuridad, no debemos sentirnos avergonzados por no ser como los demás, ni pensar como los demás, al contrario, ser diferentes por ser seguidores de Cristo es un privilegio, no una verguenza. En estos tiempos en donde está de moda el libertinaje, nosotros debemos de contarles a los que no conocen a Dios, sobre la libertad en Cristo. Ellos se creen libres cuando hacen lo que se les da la gana, como cuando beben, cuando fuman, cuando fornican, pero no saben que en realidad son esclavos de Satanás, el amo de este mundo. Están muy lejos de ser libres. Antes, la virginidad de una jovencita era considerada una virtud, ahora es una verguenza ser virgen después de los 15. Niños y niñas de once, doce años ya tienen novio y en las escuelas les hablan de relaciones sexuales. La pureza y la inocencia son cosa del pasado.
No te averguences por ser diferente a los demás. Jesús era diferente y soportó críticas y burlas constantemente. No caigas en el error de participar en las obras de las tinieblas por quedar bien con los demás. Conserva tu pureza, esto es de gran valor delante de Dios. No importa lo que tus compañeros piensen de ti, lo que verdaderamente importa es lo que Dios piense de ti. Dile NO al mundo y Sí al Señor. Recuerda que la amistad con el mundo, es enemistad con Dios.
"No tengan nada que ver con las obras infructuosas de la oscuridad, sino más bien denúncienlas" Efesios 5:11 NVI
Angélica García Sch.
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