HAMBRUNA MUNDIAL

>> lunes, 26 de julio de 2010


El número de personas que actualmente padece hambre en el mundo, 1.200 millones, es el mayor que se haya registrado jamás en la historia de la humanidad, según el informe sobre Objetivos de Desarrollo del Milenio, presentado en el mes de marzo del presente año.“En el mundo, el número de personas que padecen hambre aumentó de 842 millones en 1990-1992, a 873 millones en 2004-2006 y a 1.200 millones en 2009, nivel que nunca se había alcanzado antes”, dijo el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, en su informe entregado a la Asamblea General. Mundialmente, 24.000 personas mueren al día por hambre. El 70% son mujeres. Más de 1,800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable. 1,000 millones carecen de vivienda estimable. 840 millones de personas están mal nutridas. De ellos, 200 millones son niños menores de cinco años. 2,000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro. 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud. 2,000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales... y los números siguen en aumento. En México, 23 millones de personas padecen hambre, de los cuales, 11.2 millones no pueden ni siquiera adquirir la canasta de alimentos (de 864 pesos mensuales) con la que el gobierno traza la línea de pobreza extrema.
En la Biblia encontramos varios relatos de personas que padecieron hambre. Jesucristo se ocupó de alimentar no sólo el espíritu y el alma de quienes lo seguían, sino que también les proveyó el pan que su cuerpo necesitaba en esos momentos (Mateo 14). Al ser imitadores de Cristo debemos tener presente que es necesario también el ocuparnos de las necesidades físicas de nuestro prójimo, sin descuidar el entorno espiritual. Santiago lo expresó de la siguiente manera:“Hermanos en Cristo, ¿de qué sirve que algunos de ustedes digan que son fieles a Dios, si no hacen nada bueno para demostrarlo? ¡Así no se van a salvar! Si alguien no tiene ropa ni comida, de nada le sirve que tú le digas: «Que te vaya bien, abrígate y come hasta que te llenes», si no le das lo que necesita para abrigarse y comer bien. Lo mismo pasa con la fidelidad a Dios: de nada nos sirve decir que somos fieles a Dios si no hacemos nada que lo demuestre. Esa clase de fidelidad está muerta.” (Santiago 2:14-17 Versión Biblia Lenguaje Sencillo) Pidamos a Dios un corazón sensible a las necesidades de los demás, especialmente con los hermanos en la fe (Gál.6:10). Doblemos nuestras rodillas por la gente que padece hambre en el mundo y extendamos nuestras manos a aquél necesitado que llama a nuestra puerta.

Daniel Jiménez

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