MAÑANA ES MUY TARDE

>> lunes, 26 de julio de 2010


Faraón estaba aferrado a su idea de no dejar ir a los hebreos. Ellos eran sus esclavos y no los quería liberar. Bajo el látigo opresor, los hebreos habían edificado para Faraón las ciudades de almacenaje llamadas Pitón y Ramesés.
(Éxodo 1:11).

Cabe hacer notar que en Ramesés los arqueólogos han encontrado un templo con más de 300 m. de largo y una gigantesca estatua de Ramsés II que mide 30 m. de altura. Las provisiones almacenadas en Pitón servían a los ejércitos egipcios que cruzaban el desierto, y sus muros aún muestran que Pitón también era una fortaleza.

Siguiendo con el tema que tiene a Faraón como personaje principal, un día Aarón, hermano de Moisés, por mandato de Jehová, extendió su mano con su vara para que subieran ranas que cubrieran la tierra de Egipto. Estos anfibios entraron en las casas egipcias, en sus recámaras, saltaron sobre sus camas, con decirles que: ¡Hasta en la cocina había ranas! Era la segunda plaga destructora, mencionada también en los salmos 78: 45 y 105: 30. En Apocalipsis 16:13 se presenta como símbolo de impureza. Ustedes amables lectores comprenderán lo desagradable de la situación y que en nuestros días sí surgiera una plaga así, los exterminadores comerciales tendrían trabajo de sobra. Pero, ¿qué hizo Faraón al respecto? ¿Le pediría a Moisés que hiciera algo urgentemente? Leamos juntos el pasaje de Éxodo 8: 8-10 (NVI): “Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: —Ruéguenle al Señor que aleje las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que le ofrezca sacrificios. Moisés le respondió: —Dime cuándo quieres que ruegue al Señor por ti, por tus funcionarios y por tu pueblo. Las ranas se quedarán sólo en el Nilo, y tú y tus casas se librarán de ellas. —Mañana mismo —contestó el faraón. —Así se hará —respondió Moisés—, y sabrás que no hay dios como el Señor, nuestro Dios”.

¿Qué le pasa al faraón? ¿Por qué esperar hasta mañana? ¿A ustedes les gustaría estar rodeados de ranas? No tengo nada en contra de ellas, pero pienso que mientras más pronto me librara de ellas, mejor.
Pero, y en cuánto a ti, amable lector, ¿dejas lo que es urgente, para mañana? Espiritualmente es realmente urgente que oremos por nuestras ciudades, que leamos más la Biblia y sobre todo, que busquemos más la santidad. Tal vez pienses que todavía no es tiempo de dejar los placeres que te ofrece el mundo, porque eres joven. Allá los ancianos que lo hagan. O piensas que buscarás más a Dios cuando estés muy enfermo, ahorita no, porque te sientes lleno de vida. El pecado del vicio, de la vida fácil, te es placentero y como no eres el único bebedor, drogadicto, abusador o golpeador pues, sigues igual. Permíteme decirte que te podrías comparar con el faraón, creyéndote dueño del mundo, pero rodeado de asquerosas ranas. El pecado en tu corazón lo llena de impureza, de suciedad. Los templos egipcios eran impresionantes, pero llenos de ranas han de haber tenido un aspecto repugnante. Tal vez no veas las ranas físicamente, pero espiritualmente están ahí, destruyéndote, ensuciando tu espíritu, tu familia y tu casa.

Espero que reflexiones y no seas como faraón quien en lugar de pedir un cambio, HOY MISMO, exclamó orgulloso y torpemente: MAÑANA. Amigo(a) que estás leyendo estas líneas, mejor que Cristo cambie ya tu vida. El no te formó para que vivieras en lugares sucios, llenos de pecado, sino para que disfrutaras de la limpieza y la misericordia que El ofrece a los que le buscan sinceramente. Oremos juntos: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” Amén (Salmo 51:10).

Así que, como dice el refrán: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy. ¡Recibe a Cristo como salvador ahora mismo!

Tu amiga Judith E. Patiño

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