RESPETO, UN VALOR OLVIDADO
>> lunes, 26 de julio de 2010
"El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina" Proverbios 1:7
El respeto es uno de los valores, que como muchos otros en estos días, se ha ido olvidando. A principios del siglo pasado, los hijos se criaban dentro de una disciplina demasiado rígida. No podían hablar en la mesa, no podían opinar, no se les tomaba en cuenta al tomar decisiones en la familia, que los afectaran. El padre era el emperador de la casa, el que ordenaba y debía ser obedecido al instante. La madre obedecía al padre y muy rara vez se tomaba en cuenta su opinión. El respeto se basaba en la obediencia ciega y a veces ese respeto más bien era temor. Algunos padres déspotas y prepotentes, despertaban más miedo que respeto en sus hijos. Pero esta época pasó y las relaciones padres e hijos se fueron suavizando. Aunque el respeto hacia los padres seguía siendo primordial, ya había más confianza y menos temor. Desde la última mitad del siglo veinte, los valores morales, entre ellos el respeto, se fueron desvaneciendo, hasta que en este nuevo siglo, se han desvanecido casi por completo y esto no solo dentro de la familia. La peor pérdida de respeto en estos días es la del respeto hacia Dios.
La maldad se ha multiplicado porque no hay amor, ni temor de Dios, es decir respeto hacia Dios. Una persona con temor de Dios, respeta a Dios y a su prójimo. La enseñanza del respeto empieza en el hogar, es responsabilidad de los padres darse a respetar por sus hijos. Pero en los hogares en donde los mismos padres no respetan a Dios, los hijos no pueden aprender a respetarlos a ellos. Si esos padres discuten delante de los hijos, insultándose, gritándose majaderías, es decir, faltándose el respeto entre ellos mismos, no pueden pedir unos hijos respetuosos. Y se hace una cadenita, los niños que no aprendieron lo que es el respeto en su casa, tampoco saben respetar en la escuela. No respetan a sus maestros ni tampoco a sus compañeros. Son esos niños y sobre todo adolescentes que pasan por encima de todos, se burlan de los más débiles, los humillan e insultan (eso es lo que aprendieron de sus padres). Tampoco respetan las reglas de la escuela ni aceptan ser disciplinados. Son los llamados niños y adolescentes problema.
Los padres actuales quieren ser amigos de sus hijos, así que les permiten todo, pues como "cuates" no hay reproches, ni hay regaños. También esta posición equivocada ha provocado que el respeto haya pasado a la historia. Los hijos crecen sin reglas porque los padres desprecian las reglas de Dios. Dios nos entrega a los hijos para que los amemos, los eduquemos, los disciplinemos y les enseñemos valores y para que los corrijamos cuando es necesario. Dios no nos los da como amigos, sino como hijos y pone la figura del padre y de la madre como autoridad. Tan importante es que los hijos respeten a los padres y los honren, que es el primer mandamiento con promesa: "Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa" (Efesios 6:2 NVI) Respeto significa tratar a otra persona, tomando en cuenta su dignidad. Dios es la persona más digna de respeto, así que quien no guarde respeto hacia Dios, ¿cómo podrá respetar a los demás? Si es tan importante el respeto hacia los padres, más aun lo es hacia nuestro Padre celestial.
El culto al Señor "El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre."Y encima preguntan: "¿En qué hemos despreciado tu nombre?" Malaquías 1:6
Angélica García Schneider.
El respeto es uno de los valores, que como muchos otros en estos días, se ha ido olvidando. A principios del siglo pasado, los hijos se criaban dentro de una disciplina demasiado rígida. No podían hablar en la mesa, no podían opinar, no se les tomaba en cuenta al tomar decisiones en la familia, que los afectaran. El padre era el emperador de la casa, el que ordenaba y debía ser obedecido al instante. La madre obedecía al padre y muy rara vez se tomaba en cuenta su opinión. El respeto se basaba en la obediencia ciega y a veces ese respeto más bien era temor. Algunos padres déspotas y prepotentes, despertaban más miedo que respeto en sus hijos. Pero esta época pasó y las relaciones padres e hijos se fueron suavizando. Aunque el respeto hacia los padres seguía siendo primordial, ya había más confianza y menos temor. Desde la última mitad del siglo veinte, los valores morales, entre ellos el respeto, se fueron desvaneciendo, hasta que en este nuevo siglo, se han desvanecido casi por completo y esto no solo dentro de la familia. La peor pérdida de respeto en estos días es la del respeto hacia Dios.
La maldad se ha multiplicado porque no hay amor, ni temor de Dios, es decir respeto hacia Dios. Una persona con temor de Dios, respeta a Dios y a su prójimo. La enseñanza del respeto empieza en el hogar, es responsabilidad de los padres darse a respetar por sus hijos. Pero en los hogares en donde los mismos padres no respetan a Dios, los hijos no pueden aprender a respetarlos a ellos. Si esos padres discuten delante de los hijos, insultándose, gritándose majaderías, es decir, faltándose el respeto entre ellos mismos, no pueden pedir unos hijos respetuosos. Y se hace una cadenita, los niños que no aprendieron lo que es el respeto en su casa, tampoco saben respetar en la escuela. No respetan a sus maestros ni tampoco a sus compañeros. Son esos niños y sobre todo adolescentes que pasan por encima de todos, se burlan de los más débiles, los humillan e insultan (eso es lo que aprendieron de sus padres). Tampoco respetan las reglas de la escuela ni aceptan ser disciplinados. Son los llamados niños y adolescentes problema.
Los padres actuales quieren ser amigos de sus hijos, así que les permiten todo, pues como "cuates" no hay reproches, ni hay regaños. También esta posición equivocada ha provocado que el respeto haya pasado a la historia. Los hijos crecen sin reglas porque los padres desprecian las reglas de Dios. Dios nos entrega a los hijos para que los amemos, los eduquemos, los disciplinemos y les enseñemos valores y para que los corrijamos cuando es necesario. Dios no nos los da como amigos, sino como hijos y pone la figura del padre y de la madre como autoridad. Tan importante es que los hijos respeten a los padres y los honren, que es el primer mandamiento con promesa: "Honra a tu padre y a tu madre —que es el primer mandamiento con promesa" (Efesios 6:2 NVI) Respeto significa tratar a otra persona, tomando en cuenta su dignidad. Dios es la persona más digna de respeto, así que quien no guarde respeto hacia Dios, ¿cómo podrá respetar a los demás? Si es tan importante el respeto hacia los padres, más aun lo es hacia nuestro Padre celestial.
El culto al Señor "El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe? Yo, el Señor Todopoderoso, les pregunto a ustedes, sacerdotes que desprecian mi nombre."Y encima preguntan: "¿En qué hemos despreciado tu nombre?" Malaquías 1:6
Angélica García Schneider.
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