EL DEBATE

>> jueves, 10 de septiembre de 2009



En cierta ocasión, se organizó un panel de debate sobre la problemática mundial, entre sociólogos, políticos, religiosos, ecologistas, profesores y periodistas, de diferentes países. Los políticos hablaban de la economía, sobre la cual basaban la solución a los problemas del mundo. Los sociólogos aseguraban que había que erradicar la marginación social, la discriminación y la pobreza, para que éste fuera un mundo mejor. Los profesores decían que la educación era el punto clave para el desarrollo de los pueblos. Los ecologistas declaraban que los ojos del mundo deberían estar en la conservación de la naturaleza, los cambios climáticos, el agua, etc. Los periodistas acosaban con preguntas difíciles a cada participante y exponían sus puntos de vista. Por último, le tocó el turno a los religiosos, que hablaron de la posición de la iglesia frente a los problemas del mundo. Habían invitado a un solo representante de la iglesia evangélica. Cuando los eclesiásticos terminaron de hablar, le dieron la palabra a este hijo de Dios, que con soltura y seguridad, declaró: "Todos los aquí presentes creen tener la solución a los problemas del mundo, según su propio punto de vista, según su criterio humano, pero sin tomar en cuenta el criterio de Dios. Y precisamente esta es la causa de los problemas del mundo: haberse olvidado de Dios.
Hemos tergiversado los preceptos divinos, les hemoscambiado el nombre. A lo que antes era malo, lo hemos hecho bueno, aceptable. Hemos perdido los valores y no hacemos nada por reencontrarlos. Calificamos de obsoleto todo aquello que tiene que ver con la moral y las buenas costumbres. Las leyes humanas aprueban lo que las leyes divinas condenan: se mata a seres inocentes antes de nacer y se le llama "derechos de la mujer", se acepta el homosexualismo y se le llama "preferencias sexuales", se legalizan las drogas, y se le llama "libre elección", se deja sin disciplina a los hijos y se le llama "desarrollar su autoestima", se abusa del poder y se le llama "política", se difunde la pornografía, la vulgaridad y se busca despertar el morbo de la gente y se le llama "libertad de expresión", se promueve el materialismo, la superficialidad, la vanidad, la codicia, la promiscuidad... ¡y a eso se le llama estar actualizado... "agarrar la onda"! ... ¿Que acaso piensan que todo esto no tiene consecuencias? ¡Abran los ojos, las estamos viendo a nuestro alrededor! ... Algunos de ustedes piensan que la crisis mundial actual tiene su origen en la caída de la bolsa de valores... el origen de la crisis está en la caída sí, pero no de la bolsa, sino en la del espíritu humano y esto es producto de la ausencia de Dios en la vida de las personas. Nuestra parte espiritual es la más importante de nuestro ser, pues es la que nos une con el Creador y de esta parte precisamente, es de la que nos hemos olvidado. No podemos estar en armonía con nosotros mismos, si no estamos en armonía con nuestro Creador. Así que señores, miren hacia arriba: ¡hay un Dios que es el dueño y gobernante del universo entero y que tiene el control de todo!. ¿No sería lo más lógico respetar Sus leyes para que todo marchara bien? ¡No nos queramos pasar de listos, Dios no puede ser burlado...!"
Después de que este hombre de Dios acabó de hablar, reinó el silencio en la sala. Nadie tuvo nada que decir y se dio por terminado el debate. Solo se veían rostros cabizbajos, pensativos, saliendo del recinto. Hubo algunos que hasta parecían enojados, quizá porque por más que lo intentaron, no habían encontrado un solo argumento con qué rebatir al último panelista.

"¡Ay de los que llaman a lo malo bueno, y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! ¡Ay de los que se consideran sabios, de los que se creen inteligentes!" Isaías 5:20-21 (N.V.I.)
Angélica García Sch.

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