VIVIR SIN DIOS

>> miércoles, 9 de septiembre de 2009


Despertar cada mañana sintiendo los rayos del sol, escuchar a los pajarillos cantar, encontrar una nueva flor en el jardín... y no tener a quién agradecerlo...
Levantar los brazos, caminar, respirar, mirar, oir, tocar... cosas naturales, cotidianas... tomar con indiferencia el privilegio que significa poder hacerlo.
Comenzar mal el día, sin tener a quién encomendarse... amanecer enfermo o sufrir una cruel desilusión, sentirse solo, abandonado por todos, caer en depresión, no querer vivir...
Sentir que el alma llora y sentir un enorme un vacío dentro del ser, que se pretende llenar con cosas materiales, con placeres, con alcohol... para después seguir sintiéndose igual y repetir el ciclo.
Mirar al cielo, que solo representa una bóveda celeste...
Sentirse sumido en los problemas que parecen puñaladas profundas y mortales y no tener a quien clamar por ayuda.
Sufrir angustia ante la muerte de un ser querido y no tener consuelo...
Subsistir en lugar de vivir... Cada día acompañado de la ansiedad, de los afanes, de los problemas... Cargar con un pasado que ha dejado heridas abiertas, sangrantes, sin tener quién las sane... Temer al futuro, temer a la vida misma...
Desear tener alguna esperanza, desear tener un consuelo que no llega, sentirse como un niño indefenso, vulnerable, que necesita ser protegido. Soledad, desesperanza, vacío, incertidumbre ...
¡Todo esto es vivir sin Dios! Acércate a Dios y El se acercará a ti.

"Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso".
Mateo 11:28
Angélica García Sch.

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