MADRES CONSENTIDORAS

>> miércoles, 9 de septiembre de 2009



Victoria tenía un hijo, Nachito, al cual daba todo lo que le pidiera con solo que abriera su boquita. Ella y su esposo tenían una buena posición económica, por lo que no veía por qué no cumplir los caprichos del niño. Cuando iban de compras, el niño pedía todo lo que le gustaba y Victoria llenaba el carrito con juguetes para él. Pero Nachito creció y se convirtió en adolescente y los caprichos se volvieron más caros. El esposo de Victoria un día perdió su trabajo y las cosas empezaron a cambiar. Ahora había que cuidar el dinero y no gastar en cosas superfluas. Pero Nacho exigía, chantajeaba y amenazaba, para conseguir lo que quería. Victoria se daba cuenta de su error, había criado un "pídelo todo", que no aceptaba que se le negara nada. A él no le importaba la situación de sus padres, le habían acostumbrado a obtener todo lo que quisiera y eso seguiría haciendo...

Una buena madre no da a su hijo todo lo que pide, sino lo que sabe que necesita. Si acostumbras a tu hijo a que con solo abrir la boca tiene lo que quiere, le estás haciendo un mal. Así no aprenderá a valorar las cosas, se hará caprichoso, egoísta e insensible. A los hijos hay que enseñarles a ganarse o que van obteniendo en la vida. Tienen que aprender que es más valioso trabajar por algo, que obtenerlo fácilmente, "no le des el pescado, enséñale a pescar". Cuando son chiquitos, les puedes poner tareas livianas, como recoger sus juguetes, guardar su ropa, etc. y al mismo tiempo, les estarás enseñando a ser ordenados. De mayores, cortar el pasto, pintar una barda, etc. son tareas que pueden hacer sin problema. El asunto es que aprendan que para obtener algo en esta vida, hay que trabajar por ello. Los padres no tienen obligación de darles a los hijos todo lo que pidan, solo lo que necesiten. Recuérdalo cuando tu hijo te diga que eres su madre y tienes la obligación de darle lo que quiera. Claro que puedes comprarle alguna cosa que desee de vez en cuando, pero enséñale también a pedir, no debe exigir. Dios no nos da todo lo que le pedimos, sino lo que necesitamos. Lo mismo debemos hacer con nuestros hijos. Algunos padres sienten que sus hijos los ven como el genio de los deseos. Lo mismo sucede con algunos hijos de Dios, que piensan que Dios debe concederles todo lo que le piden. El analiza nuestras peticiones y nos da según Su criterio, no según el nuestro. El sabe lo que necesitamos y a veces Su respuesta puede ser muy distinta a lo que nosotros pensamos que necesitamos.
Enseña a tu hijo a tenerte confianza, así sabrá que cuando no le des lo que te pide, es porque en realidad no puedes comprárselo o porque tú sabes que no lo necesita. Tu hijo debe confiar en que tú sabes lo que le conviene, así como Dios sabe lo que nos conviene a cada uno de nosotros. No le des a tu hijo lo que Dios no le daría.

Angélica García Sch.

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