TODO ESTA PERMITIDO, PERO NO TODO ES PARA TU BIEN

>> lunes, 13 de septiembre de 2010



"Todo me está permitido, pero no todo es para mí bien. Todo me está permitido,
pero no dejaré que nada me domine". 1 Corintios 6:12 NVI


Es muy usual que cuando presentamos el evangelio a otras personas que no conocen a Cristo ni la Palabra de Dios, lo rechacen argumentando que la Biblia lo "prohibe todo", que no están preparadas. Pero es precisamente por no conocer la Palabra de Dios que piensan así. La Palabra de Dios nos dice lo que nos conviene y lo que no nos conviene, pero nosotros somos libres de elegir qué hacer.
Al crear Dios al hombre, le dio a éste libre albedrío, es decir, el hombre podía elegir entre hacer lo bueno o hacer lo malo y éste es un don que ejerce hasta el día de hoy. Pero gracias a la intervención de Satanás, el hombre tiende a elegir hacer lo malo antes que lo bueno. Desde que en el Edén eligió obedecer a Satanás en lugar de obedecer a Dios, el hombre se siente inclinado a hacer lo que no le conviene.

Pero Dios no dejó al hombre abandonado a sus equivocaciones. Dios amó tanto a la humanidad, que le envió un Salvador: Su Hijo Jesucristo. Jesús vino a salvar a la humanidad de sus propias malas decisiones. Jesús vino a desatar el lazo que nos unía a Satanás. Dios sabía que nadie podía salvarse a sí mismo, por muy buenas acciones que realizara en su vida, ni por pertenecer a una religión, ni por muchas penitencias y sacrificios que hiciera. Porque todo hombre y toda mujer, sin excepción, que haya nacido en este mundo, necesita de un Salvador. La propia María, elegida por Dios como madre de Jesús, declaró en su canto, al visitar a su prima Elizabeth: "Engrandece mi alma al Señor; y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador" (Lucas 1:46-47) Si ella necesitaba un Salvador, aun siendo una mujer llena de virtudes, cuanto más el resto de la humanidad.

La Palabra de Dios dice claramente que todos estamos destituidos de la gracia de Dios, porque todos pecamos, de alguna u otra manera (v. Romanos 3:23) No hay pecados grandes ni pequeños para Dios. Cualquier pecado por insignificante que parezca para el mundo, nos separa de Dios, nos hace enemigos de Dios. Por eso Jesús vino a reconciliarnos con Dios y esto es lo que mucha gente no entiende o no sabe: que la única manera de reconciliarnos con Dios y estar bien con El, es a través de Jesucristo. No basta con creer en Dios (los demonios también creen), no basta con tener una religión, no basta con cumplir con los ritos de esa religión, ni con hacer obras de caridad, nada de eso sirve para reconciliarnos con Dios. Jesús es el único lazo que nos puede volver a unir con Dios.

En cuanto a no estar preparados para seguir las indicaciones de Dios en Su Palabra, nadie lo estamos, precisamente por esa naturaleza pecaminosa que heredamos de los primeros seres humanos que desobedecieron a Dios. Por eso es necesaria la ayuda del Hijo de Dios. Por eso el hombre necesita dejar de rechazar a Cristo con argumentos que ni siquiera son válidos ante la misma lógica humana. Porque no se puede negar lo que se desconoce, por el solo hecho de desconocerlo. Tenemos que conocer, investigar, probar, para saber si algo nos convence o no. No podemos decir que no nos gusta el sabor de un alimento si nunca lo hemos probado. La persona que rechaza la Palabra de Dios sin conocerla, es como alguien que hace una mala crítica de un libro, sin haberlo leído.

Un testimonio célebre de esto fue el de Lew Wallace, el autor de Ben Hur, quien era un ateo declarado, que atacaba la Biblia (sin conocerla). Un día un amigo suyo, también ateo, le propuso escribir un libro donde expusiera todas las "falsedades" expuestas en la Biblia, para "desenmascararla" públicamente. Wallace aceptó el reto, aunque para esto debía leer las Sagradas Escrituras, por lo que así lo hizo. Pero a medida de que avanzaba en su lectura, se fue dando cuenta de las verdades que encerraban las Escrituras. Wallace terminó su lectura de rodillas, pidiendo perdón y en lugar de escribir un libro que atacara y destruyera a la Biblia, escribió su famoso Ben Hur, en donde como todos sabemos, exalta el amor de Dios y la verdad del evangelio.

Si eres de aquellas personas que piensan que hacerse cristianas, significa dejar todo lo que les gusta y llevar una vida sin distracciones, aburrida y gris, estás totalmente equivocada. No hay nada que dé más alegría y paz, que el gozo de la salvación. Muchas personas no pueden disfrutar de distracciones ni de bailes ni de lo que gustaban hacer, por haber sufrido un accidente por ejemplo, los placeres del mundo son efímeros, pero el gozo de un espíritu libre, el gozo de ser salvo, nadie nos lo puede quitar.

Si piensas que no podrías dejar de asistir a lugares "donde los cristianos no van"... si piensas que no podrías dejar de practicar "cosas que los cristianos no hacen", no rechaces a Jesús por esta causa, porque precisamente El transformará tu vida, de modo que estas cosas ya no te llamen la atención ni encuentres placer en ellas. Eso que ahora parece una necesidad, ya no lo será. El cambiará tu corazón y tus costumbres y te moverá a hacer lo bueno y aceptable delante de Dios y te darás cuenta de que Dios tiene toda la razón: todo te está permitido, pero no todo es para tu bien.

Angélica García Sch.

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