TRANSITANDO DE LA MANO DE JESUS POR EL VALLE DE SOMBRA DE MUERTE

>> lunes, 13 de septiembre de 2010


Sí, El Señor me llevó hasta allí, para que fortaleciera mi confianza en El y alejara toda duda o temor. Y así fue y así es: Su vara y Su callado me infundieron aliento. Por un fugaz momento sentí miedo, pero inmediatamente recordé mi Salmo favorito, el Salmo 23 y comencé a recitarlo en mi corazón una y otra vez, poniendo atención a cada palabra y mi fe que estaba débil por el dolor, se fortalecía cada vez más. Sabía que la Presencia de mi Amado Pastor era real y me guardaba junto a la cama del hospital donde estaba internada. Venían tres veces por día a sacarme sangre, a hacerme electrocardiogramas y medirme la presión. Los análisis no daban buenos resultados, los glóbulos blancos bajaban cada vez más. Los médicos decían que podía ser un linfoma (cáncer en la sangre), pero me sorprendía que a pesar de no sentirme bien, tenia una Paz especial en mi mente y corazón. Me repetía: "y por sus llagas fuimos sanados". Sabía que el Señor quería que entendiera que no solo El había perdonado mis pecados, sino que El tenía Poder para sanarme de todo mal, por la Sangre Preciosa de Su Hijo Yeshua. Era como si El me estuviera haciendo una transfusión de Su Sangre Preciosa. En mi Dios solamente está acallada mi alma; de El viene mi Salvación, El es mi Refugio.

Derramé delante de El mi corazón mientras estaba en la cama de ese hospital, lleno de opresión espiritual y gemidos de las almas que no tenían la Paz de Dios. Era terrible estar viendo y escuchando a esa gente sin esperanza, y me preguntaba si en este hospital se siente tan fuerte la opresión demoníaca y se ve la oscuridad, en el sentido espiritual de la palabra, y se siente el llanto de las almas con sus cuerpos heridos, cuanto más será la oscuridad, el llanto y el dolor de las almas en el mismo infierno, del cual sabemos que no podrán salir por toda la eternidad. Allí no habrá Luz Divina, ni Gozo, ni Paz, solo fuego, oscuridad, dolor, desconsuelo y tortura sin fin... Y mi alma lloró con amargura delante del Señor en silencio, pues lo que presenciaba era desgarrador. Y entonces recordé las Palabras del Señor Jesús: "Pero él les contestará: "No sé quiénes son ustedes." Entonces dirán: "Comimos y bebimos contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas." Pero él les contestará: "Les repito que no sé quiénes son ustedes. ¡Apártense de mí, todos ustedes hacedores de injusticia!" Allí habrá llanto y rechinar de dientes cuando vean en el reino de Dios a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas, mientras a ustedes los echan fuera" (Lucas 13:25b-28 NVI)... "En efecto, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos" (Lucas 13:30 NVI).

Cuando hablaba con mi Padre, le pedí que me perdonara porque muchas veces deseé que me llevara con El. Le pedí perdón por mi falta de sabiduría y supe desde ese entonces ¡¡¡qué peligroso!!! es proferir delante de Su Presencia palabras que no pensamos, cuán bien escuchadas son por El, y que de seguro cuando El nos contesta nos arrepentimos de haberlas proferido. Esto es lo que me paso a mí. Estaba sumamente apesadumbrada y le pedía perdón a mi Señor, mientras que le rogaba me diera otra oportunidad y años de vida terrenal para acompañar a mi esposo Yohanan y a mi único hijo Natanael, para seguir guiándolo y orando por él, pues mi oración por él es para salvación de su alma y para que crezca en el conocimiento íntimo del Señor y aprenda a caminar con El. Supe que El Señor me escuchó, estaba en Paz con lo que El decidiera, porque sabía que El Santo, en Su Sabiduría sin fin, sabe lo que es mejor para sus ovejas. Le pedí que me hiciera un instrumento digno para darle la Alabanza y la Gloria que El se merece.

A los dos días, el sudor y el mareo desaparecieron, y escuché que los médicos decían entre ellos, que si la tomografía computarizada mostraba que todo estaba bien, me darían de alta, ya que los análisis de sangre mejoraban. Y así fue, todo empezó a dar buenos resultados y lo definitivo el C.T., resultó bien. Ya estoy en casa y cada día tengo más fuerzas, le rogué al Señor que renovara mis fuerzas como al águila y El, que es Fiel y Verdadero, lo está haciendo por Su infinita Gracia y Misericordia.

Durante mi estadía en el hospital, me di cuenta de lo importante que es llegar con oración y mensaje de Dios a las almas y cuerpos que están sufriendo allí. En este tiempo pude hablar con las mujeres que estaban acostadas en la misma pieza, en total éramos cinco, todas ellas eran mujeres árabes y había otra señora judía. Les hablé de la bondad del Señor y de la necesidad de que le busquen y confíen en El. Las escuché a cada una en su necesidad, pues tenían sed de ser escuchadas con atención, oré por ellas, y las encomendé al Señor Todopoderoso. Si tienes oportunidad, ve a hacer visitación a alguna sala de internados en hospital o en cárceles. Son las personas más oprimidas y sin esperanza que he visto, donde la muerte y los demonios rondan constantemente en derredor. Esa opresión se sentía muy fuerte en la sala del hospital de Naharia, ¡¡era tremendo!!, aun en los médicos se veía esa oscura y profunda opresión, lo veía en sus ojos y no podía hacer nada más que orar y clamar por la Sangre Preciosa de Yeshua que me limpia de todo pecado.
Alabo y doy eternamente gracias a mi Adonai Elohim Misericordioso.

Saludos desde Israel Shoshana Eliab

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