CASA ABANDONADA

>> miércoles, 10 de noviembre de 2010


Hace unos días y después de casi cuarenta años de no saber nada de ella, tuve la sorpresa de recibir un correo de una prima lejana, quien me encontró gracias al internet. Cuál no sería su sorpresa, me dijo, al ver mi nombre y correo electrónico en un grupo cristiano y enseguida me escribió. Después de las primeras manifestaciones de alegría y de contarnos cuántos hijos y nietos tenemos cada quien, me empezó a poner al día de lo acontecido en la familia y amistades en todos estos años. Y no podía faltar el comentario acerca de la casa de mi infancia y adolescencia, que quedó abandonada cuando mi familia y yo dejamos el país. La casa se fue deteriorando poco a poco con el tiempo y el abandono y en el año 85, después del terremoto que asoló Chile, terminó por quedar totalmente derruida. Igualmente pasó con su casa, la que también quedó sola después de que ella se casara. "Está clausurada" me dijo. Recordé que también mi amiga de la infancia me había contado lo mismo, su casa paterna quedó abandonada después de que ella se casó y así como en los dos casos anteriores, ya sin que nadie la habitara, se fue cayendo a pedazos.

Eran caserones antiguos, pero firmes, que habían aguantado los frecuentes temblores y terremotos de esa parte de la geografía sudamericana, pero no habían aguantado la soledad. Casas con muchas habitaciones que, cuando se hallaban habitadas, se llenaban de risas durante las reuniones familiares, de voces cantando villancicos en Navidad, de notas que salían del piano de la casa y que las niñas de la familia debíamos tocar en cada reunión. Eran casas con vida y calor humano, que ahora yacen sombrías y solitarias, cayéndose a pedazos hasta quedar convertidas en escombros.

Algunas personas, al igual que las casas, sienten que se derrumban cuando se quedan solas. Hay muchas personas en el mundo, que se sienten solas y necesitan terriblemente alguna compañía. Se sienten como casa abandonada, con el alma clausurada. Pero no hay peor vacío que el vacío espiritual. Una persona puede estar rodeada de otras personas, pero sentirse sola, porque su soledad nace de un corazón vacío de Dios. Son como casas abandonadas, que poco a poco se deterioran más y más. Cuando un corazón está vacío de Dios, viene la amargura a habitar en él.

El único remedio para una casa abandonada y derruida por el tiempo, es demolerla, llevarse el cascajo para limpiar el terreno y construir una casa nueva allí. Si no se limpia el terreno, no puede construirse una casa nueva ni nada más en ese lugar. Lo mismo pasa con el alma humana. Si en tu alma hay amargura, resentimiento, odio, envidia, depresión, ansiedad, etc. todas estas cosas son cascajo viejo que solo estorba. Se necesita una limpieza de terreno para que surja un alma renovada y llena de alegría de vivir. Esto solo lo puede hacer Dios, nuestro Señor. Estás así porque no te has acercado a El.

Es tiempo de Navidad, tiempo de recordar que hace más de dos mil años, Dios bajó a esta tierra y se hizo hombre, porque tenía un plan, una única finalidad: salvar al mundo. Todos estábamos incluidos en ese plan, aun los que no habíamos nacido. Algunos hemos permitido que Dios cumpla ese plan en nosotros, otros no creen o le dan largas... ¿Cuánto tiempo más quieres quedarte como casa abandonada?

"Porque él dice: En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé. Les digo que éste es el momento propicio de Dios; ¡hoy es el día de salvación!" 2 Corintios 6:2 NVI

Angélica García Sch.

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