LOS GRANDES SALMOS DE LA BIBLIA, SALMO 112

>> miércoles, 10 de noviembre de 2010


“Bienaventurado el hombre que teme a Jehová, y en sus mandamientos se deleita en gran manera". En este salmo aprendemos que es feliz todo aquel que en su corazón siente el temor de Jehová. Temor de Jehová no es asustarnos, no es escondernos, no es gritar ni correr de miedo. Es un temor santo, es un respeto a todo lo que viene de Dios, es respetar aun su nombre, respetar y amar sus palabras, hacer todo lo que a Él le agrada porque le amamos, porque no queremos disgustarle. Temor a Jehová es reconocer su grandeza y nuestra pequeñez. Temor a Dios es hacer su voluntad porque estamos seguros de que ahí está nuestro bien y fuera de Dios no hay ningún bien para nosotros. Si tenemos este temor santo seremos felices en hacer su voluntad, pues además, su voluntad es guiarnos por una vida sin peligros, sin maldad, sin violencia, de seguridad, de paz, de amor, dándonos cada día de su presencia, su compañía, su valor y su gozo.

"Su descendencia será poderosa en la tierra; la generación de los rectos será bendita". Este versículo nos dice un motivo muy importante por el que seremos felices si tememos a Jehová, si nuestro corazón siente el temor a Dios, la reverencia a su nombre, a su palabra y a su voluntad: nuestros hijos tendrán poder aquí en la tierra. Tal vez pienses: “¿Poder será dinero? ¿Será maltratar a otros? ¿Poder será tener carros y ver mal al que no los tiene?” No, no, mi hermano, mi amigo, un mejor poder, poder que viene de lo alto. Tú le das respeto y amor a Dios y Él te da poder a ti y a tus hijos, lo dice su palabra. Poder para vencer tus dificultades, poder para sentir paz siempre, sea la situación que sea, poder para amar aún a tus enemigos, poder para sentirte confiado y seguro, poder para alabar a Dios con gozo, poder para ser libre del pecado, libre de la maldad, libre de los vicios. Tu generación tendrá todas estas bendiciones y eso te hará feliz con nuestro Dios.

"Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre". Continúa el salmista diciéndonos más bendiciones que siguen a los que temen a Dios, más motivos que nos hacen ser felices bajo la mano de Dios. En nuestra casa hay bienes y riquezas, dos cosas que aquí se separan: “bienes” y “riquezas”. En cuanto a los bienes nunca falta el pan necesario, siempre está el vestido, hay comodidad, nuestra casa tendrá lo necesario y estaremos felices en ella, pero también habrá otro tipo de riqueza aparte de los bienes; riqueza de amor, de paz, una casa llena de gozo, de tranquilidad, de armonía, basada en el temor a Dios. Además este versículo nos dice que la justicia del hombre que teme a Jehová permanece para siempre. El hombre que teme a Jehová es justo, el hombre que teme a Jehová hace justicia con sus semejantes, es justo con sus hijos, con su familia, de modo que enseña a sus hijos y ellos a otros y la justicia permanecerá para siempre. Éso también traerá alegría al hombre que ama a Jehová, la justicia que Dios ha puesto en su corazón le traerá una vida de paz y armonía con todos los que le rodean.

"Resplandeció en las tinieblas luz a los rectos; es clemente, misericordioso y justo". Es dichoso el hombre que teme a Jehová pues cuando vienen las tinieblas, los problemas, las tristezas, el dolor, la inseguridad, ésto dura poco pues pronto viene la luz del Señor que quita todas las tinieblas. Nuestro Dios es como una gran luz, donde Él está no puede haber tinieblas: ni en tu corazón, ni en tu mente, ni en tu casa, en ninguna parte. Llénate de Dios y huirán las tinieblas y volverás a estar seguro y confiado, pues el gozo que da Dios será para ti. Además el hombre temeroso de Dios es clemente, misericordioso y justo. Esto puede ser solamente porque Dios vive en su corazón. Cuando Dios vive dentro de nosotros, nos hace sentir misericordia por otros, porque es Dios quien quiere ayudar y servir a otros alrededor nuestro, con justicia, usando nuestra vida para dar. Todo viene de Él y cuando damos somos inmensamente felices, pues fuimos tocados y usados por el Dios Altísimo.

"El hombre de bien tiene misericordia, y presta; gobierna sus asuntos con juicio". Cuando el hombre tiene a Dios en su corazón, o sea, que tiene el temor de Dios, es un hombre que presta al que tiene menos porque siente misericordia. El hombre que teme a Dios sabe que todo lo que tiene, lo tiene porque Dios ha querido dárselo y lo puede compartir. Así como Dios le ha dado, él puede dar a otros. ¿Sabes que no sólo dinero puedes dar a otros? Puedes dar tu atención, tu tiempo, tu ayuda, algo de tu ropa o de tu alimento. Da a otros y serás feliz; da de lo que tienes. El que teme a Dios gobierna sus asuntos con justicia. En todo lo que hagas sé justo, no lastimes a otros, no hieras a nadie, tiende la mano al caído, porque a ti Dios te levantó, da amor porque a ti Dios te ama, perdona como a ti te perdonó Dios. Esto es justicia, esto agrada a Dios y trae felicidad a tu corazón.

"Por lo cual no resbalará jamás; en memoria eterna será el justo". Este versículo sigue hablando del hombre justo, nos dice que no resbalará jamás. Tal vez pienses que si ha hecho todo lo que se dice del hombre justo pues los hombres lo tratarán con respeto y cariño y no le vendrán cosas malas. No es sólo ésto, ciertamente la justicia del hombre puede hallar gracia ante los demás pero lo más maravilloso, lo mejor, la verdadera bendición es que si tu justicia es porque tienes el temor de Dios, la mano de Dios te protegerá de toda caída, la mano del Creador del Universo te sostendrá y no caerás, ni siquiera te resbalarás. Este versículo también dice que en memoria eterna será el justo, porque a aquél que es justo porque teme a Dios, la gente le reconoce su justicia y la recuerda, es ejemplo de otros, se platica a otros; de su justicia y no se olvida; y en la eternidad morará para siempre porque tiene la justicia que viene de amar y temer a Dios.

"No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová". El hombre que teme a Jehová vive confiado, seguro y todo lo pone en las manos de Dios. Dios cuida cada una de sus cosas y a sus seres queridos; todo cuanto tenemos nos lo ha dado Dios, a Dios le agradó darnos: casa, hijos, familia, trabajo, amor, gozo… y porque Dios nos lo dio, Dios también lo cuidará para nosotros. Dios nos ama, no quiere darnos motivos de preocupaciones, si nos ha dado lo que tenemos Él lo cuidará, nosotros lo dejamos en sus manos cada día y con todo nuestro corazón confiamos en Dios, Él tiene nuestra vida en sus manos, Él tiene el dominio y el control de todo, Él es Señor de señores, Rey de cuanto existe y vivimos confiados en que Él tiene cuidado de lo que nos dio, de nuestros seres amados y de nosotros.

"Asegurado está su corazón; no temerá, hasta que vea en sus enemigos su deseo". Todos aquellos que tememos a Jehová, que amamos su nombre y buscamos su presencia tenemos seguridad y no hay temor. Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza. En Dios está nuestra seguridad y no temeremos ningún mal pues Dios nos protege. Nuestro Dios es fuerte y nos guarda con amor, no temeremos porque nuestra seguridad no está puesta en algo que se acaba, en alguien que se equivoca… no, nuestro Dios es perfecto, poderoso y no duerme, sino que nos guarda en todo momento. Nos guarda aun de nuestros enemigos, alejándolos y no permitiendo que nos hagan daño. ¡Cuánta seguridad hay en las manos de nuestro Dios!

"Reparte, da a los pobres; su justicia permanece para siempre; su poder será exaltado en gloria". El hombre que teme a Dios es feliz cuando reparte de lo suyo, cuando da a los que no tienen. Cerca de ti siempre habrá alguien necesitado, tal vez un vecino, un amigo o un familiar. Puede ser que lo que anhele sea un poco de cariño, saber que lo recuerdas o que le des un abrazo. Otros necesitan un poco de lo que comiste hoy; hacer un poquito de más para dar a otro, trae felicidad. Repartir, dar, trae gozo. Hazlo por temor a Jehová, agradeciendo lo que Dios te ha dado a ti y encontrarás alegría. Tu justicia será recordada y entonces diremos: ¡A Dios le pertenece la gloria!

¡Dios es quien nos ha bendecido y nos permite ayudar! ¡A Dios sea todo honor!

Ana María Ruiz

1 comentarios:

Unknown 8 de noviembre de 2018, 14:59  

Nuestro Dios es venebolente te agamos. Señor

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