UNICO E IRREEMPLAZABLE

>> miércoles, 10 de noviembre de 2010


Jesús, el hijo único del Padre, el unigénito de Dios, fue engendrado por el Espíritu Santo de manera sobrenatural, milagrosa. Pero Jesús necesitaba tener padres terrenales para vivir en este mundo y Dios escogió a María y a José, quienes eran fieles a Dios y lo reconocían en todos sus caminos. Jesús fue el hijo único de su Padre celestial, más no así de María y José, quienes tuvieron más hijos después de su nacimiento: "Después de esto Jesús bajó a Capernaúm con su madre, sus hermanos y sus discípulos, y se quedaron allí unos días" (Juan 2:12)... " Mientras Jesús le hablaba a la multitud, se presentaron su madre y sus hermanos. Se quedaron afuera, y deseaban hablar con él" (Mateo 12:46)... "Lo cierto es que ni siquiera sus hermanos creían en él" (Juan 7:5).

Dios eligió a la mujer perfecta para dar a luz a Su Hijo y también el lugar perfecto para su nacimiento. Jesús nació en circunstancias únicas. Su misión también era única, nadie más que El podía llevarla a cabo. Dios lo eligió como Salvador de la humanidad, como único camino para llegar hasta El. Dios no reconoce a nadie más para llegar a El, solo a Su Hijo, nadie más puede servir de intermediario. No se puede ni se debe tratar de cambiar esto. Sin embargo, el hombre ha inventado otros intermediarios, otros caminos para llegar a El. Todos esos caminos son falsos. No es verdad que todos los caminos llevan a Dios, como suelen decir algunas personas mal informadas. La Palabra de Dios es clara y concreta: "Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Timoteo 2:5) Y Jesús dijo: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí" (Juan 14:6).

Invocar a alguien más como mediador entre Dios y nosotros, es pecado. Tenemos que darle su lugar a Jesús, el único elegido por el Padre. Nadie más derramó su sangre por la humanidad. Nadie más que El, vivió sobre esta tierra sin pecado alguno, El ha sido el único que ha vivido en perfecta y absoluta santidad en este mundo. Si en oración invocamos a alguien que no sea Jesús, para que interceda por nosotros ante Dios, estamos ofendiendo a Jesús, estamos haciendo inútil su sacrificio. ¿Para qué tendría que haber venido Jesús a sufrir una muerte tan atroz por la humanidad, si de todos modos, los hombres tenían otros medios para llegar al cielo? El hecho de que Dios enviara a Su Hijo Jesucristo a dar su vida por nosotros, prueba que El y solo El, podía ser nuestro único Salvador y único camino al cielo.
Las religiones y tradiciones humanas, han hecho que la gente que no conoce la Palabra de Dios crea en cosas que no agradan a Dios. Y no hay nada que a Dios le desagrade más, que a Su Hijo no se le dé el lugar que le corresponde. Solo en el nombre de Jesús, debemos elevar nuestras oraciones a Dios, porque El lo dice en Su Palabra: "Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré" (Juan 14:13-14 NVI). ¡El Padre no puede ser glorificado en nadie más! No existe ni ha existido nunca ningún ser humano, por bueno que sea o haya sido, cuyo nombre pueda reemplazar al de Jesús, ni pueda ser nombrado junto con el de Jesús. Tampoco ha existido ningún ser humano que tenga poderes divinos posteriores a su muerte, para actuar en favor de los seres humanos. Eso es una herejía en contra de Jesús. El no necesita ayudantes, ¡El es todopoderoso!. Ningún ser humano, tampoco, tiene potestad de perdonar pecados, solo Jesús, no necesitamos ningún intermediario, "Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa" (Mateo 9:6 NVI).

La Biblia dice que no todos somos hijos de Dios, sino que solamente tienen este privilegio quienes han recibido a Su Hijo como su Salvador personal y creen en El: "Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios" (Juan 1:12 NVI). Así es, no todos los seres humanos tienen derecho a llamarse hijos de Dios, sino aquellos que recibieron a Su Hijo.
El mundo no alcanza a comprender la importancia de Jesús. Para algunos solo es el niñito que nació en el pesebre, para otros, un maestro muy bueno, para otros, un gran profeta, etc. Pocos comprenden la magnitud de su acto de amor por la humanidad. Solo leyendo las Escrituras podemos conocer quién es realmente Jesús y el gran significado que tuvo su paso por este mundo, que lo hace UNICO e IREEMPLAZABLE.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna". Juan 3:16

Angélica García Sch.

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