FIESTAS NAVIDEÑAS

>> miércoles, 10 de noviembre de 2010



La temporada de fiestas navideñas se extiende desde fines de noviembre hasta principios de Enero. Así como a muchos se nos hace muy fácil aceptar la invitación a gozarnos y alegrarnos alabando a Dios por esta temporada hermosa del año, hay otros que dedican gran parte de su tiempo a criticar y argumentar en contra de la legitimidad de estas fiestas. Los ateos, miembros de sectas pseudo-cristianas, y de religiones no cristianas, se esmeran en criticar a los cristianos que celebran la Navidad argumentando que el nacimiento de Jesús no es más que un cuento de hadas y una fábula sin mayor credibilidad que la que merecen las de la mitología griega, romana, azteca o maya. Pero se equivocan al no querer aceptar las evidencias de que el nacimiento de Jesús es un hecho histórico, el hecho histórico más grandioso que haya sucedido en la Tierra y que fue tan trascendental que partió la historia en dos: Antes y después de Cristo.

Hay otros que se esmeran por burlarse de los fieles, argumentando que es un error festejar el nacimiento de Jesús en diciembre, ya que por evidencias indirectas, se puede afirmar que seguramente Jesús no pudo haber nacido en invierno; pero tener dudas sobre la fecha real de la Navidad, no invalida la legitimidad de su celebración. Efectivamente, se ha calculado que es más probable que la época del año en que Jesús nació fue entre febrero y abril, cerca de la celebración de la pascua judía), y del año exacto de su nacimiento, aún no se tienen datos confiables. Algunos proponen con buenos argumentos, que Jesús nació hasta 6 años antes o 6 años después, de la fecha adoptada para iniciar el calendario gregoriano actual. Lo que sí es importante, es enfatizar que el no saber la fecha exacta de su nacimiento, en nada afecta la validez del hecho histórico del nacimiento de Jesús, ni las razones justas por las cuales lo festejamos.
Durante mi servicio social como médico, conocí una ancianita que nació en la época de la Revolución mexicana, y quedó huérfana siendo aún muy niña. Fue recogida y criada por un matrimonio, y nunca conoció a sus parientes. Por ello no sabía ni el día, mes o año en que había nacido y sin embargo, desde que ella tiene uso de razón, se le calculó una edad y se le escogió un día, el de su santoral, para festejar de ahí en adelante, su cumpleaños. Yo creo que si Dios no nos ha dado a conocer la fecha exacta del nacimiento de Jesús, el hecho es tan importante que le agradecemos a quien se le ocurrió escoger un día del año para festejar su cumpleaños (fue el Papa Julio I en el año 337, quien fijó oficialmente festejar Navidad, el 25 de diciembre), y por ello lo hacemos con igual gozo, sea que coincida o no con la fecha real.

Cuando el comunismo y socialismo estaban en su apogeo, se levantaron muchos criticando los festejos de la temporada, alegando que no eran otra cosa que una manifestación de la dominación cultural capitalista ó yanqui en contra de los pueblos oprimidos, sin considerar que hay manifestaciones culturales autóctonas en los festejos de Navidad, en prácticamente todos los países del mundo. Los Villancicos de influencia española e hispanoamericana, el portalito de ramas secas y heno donde se pone el "nacimiento", las pastorelas y las fiestas navideñas con ponche de frutas, tamales, champurrado y piñatas con naranjas, jícamas, caña y colaciones, y aún el festejo del día de Reyes, a veces más popular que la Nochebuena en muchos pueblos de México, anteceden en más de un siglo a los típicos festejos norteamericanos de la Navidad, y no son copias de la hermosa música, dramas y comidas que por invitación de nuestros hermanos estadounidenses, a veces incluimos junto con nuestras propias costumbres autóctonas, dentro de los festejos del nacimiento del Niño Jesús.

Una crítica válida es la que se nos hace en relación a que no debemos desvirtuar la razón de los festejos, que es Jesús, el Salvador que vino a este mundo, como el mejor regalo que Dios nos haya podido dar, para reconciliarnos con Él, cediendo a la presión de los comerciantes que nos invitan, con Santa Claus, a gastar el dinero que no tenemos y a endrogarnos en forma imprudente; ó a tomar como pretexto las fiestas navideñas para organizar borracheras y otras necedades. Nosotros estamos de acuerdo en que es mejor regalar afecto que comprarlo y que aunque es una buena costumbre el darnos regalos en Navidad, siguiendo el ejemplo de Dios que nos dio el más grande de los regalos de Navidad, no debemos olvidar que la principal razón de esta celebración, es Jesús, por lo que lo más importante en nuestros festejos debe ser dar Gloria en las alturas a Dios, y promover en la tierra paz y buena voluntad para con los hombres. AMEN.

Dr. Ernesto Contreras

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