PECADOFOBIA

>> miércoles, 10 de noviembre de 2010



Muchos seres humanos adoptan una actitud especial e inevitable hacia ciertas cosas, animales, situaciones, etc., esta actitud puede ser de miedo, aversión o repulsión y es llamada fobia. Una de las fobias más comunes es la claustrofobia o temor a encontrarse en lugares cerrados, como elevadores o habitaciones pequeñas. La agorafobia es todo lo contrario, la persona teme a los lugares abiertos, prefiere mantenerse en su casa, evitando salir y cuando lo hace, siente gran ansiedad. Otra fobia muy común es la acrofobia o miedo a las alturas, que se manifiesta no en un simple vértigo, sino en verdadero terror, tanto así que la persona evita hasta asomarse a un balcón. Otra fobia muy común y especialmente en las mujeres, es la aracnofobia, que es miedo o repulsión a las arañas, la reacción al ver una araña puede ser de pánico e incluso puede haber un efecto exagerado hasta por verla en una foto. Son más o menos comunes también la acluofobia o miedo a la oscuridad, la aerofobia o miedo a los aviones, la hemofobia o miedo a la sangre, la necrofobia o miedo a la muerte, la espectrofobia o miedo a los fantasmas, etc...Y así se podrían enumerar una cantidad de fobias que son más o menos comunes, aunque existen algunas verdaderamente extrañas, como la dendrofobia: miedo a los árboles, la alliumfobia: miedo al ajo, la genufobia: miedo a las rodillas, la penterafobia: miedo a la suegra, la consecotaleofobia: miedo a los palillos chinos, la hipopotomonstrosesquipedaliofobia: miedo a las palabras largas, la hexakosioihexekontahexafobia: miedo al número 666...

Pero entre todas las fobias, comunes o extrañas, nunca se ha oído mencionar la "pecadofobia" es decir, fobia hacia el pecado, que es la que todos los cristianos debemos "padecer". Esta fobia no está en las listas, porque para el mundo no existe. Entre los hijos de Dios debe de existir. Así es, los cristianos debemos ser "pecadofóbicos", debemos sentir horror y repulsión hacia el pecado, el pecado debería representar para nosotros lo que una araña para un aracnofóbico o un elevador para un claustrofóbico, por ejemplo. Debemos temer al pecado porque el pecado nos separa de Dios. La tentación antecede al pecado, por lo que es una alarma; la tentación es un aviso de peligro y es el momento en que nuestra pecadofobia debe entrar en acción.

El hecho de ser salvos, no nos libera de las tentaciones, pero tenemos nuestra conciencia puesta en Cristo, la que nos alerta de no caer en esas tentaciones. El solo hecho de llamarnos cristianos, no nos libera de pecar. La Biblia dice que si sabemos hacer lo bueno y no lo hacemos, nos es pecado, esto es pecado de omisión. ¡En cuántos pecados de omisión no habremos caído! Cuántas veces hemos callado cuando debimos haber hablado, defendiendo nuestra fe, cuántas veces no fuimos a visitar a algún enfermo, como manda la Biblia o no hemos ayudado a una viuda o a un huérfano, etc. Cuántas veces no hemos denunciado el pecado, hemos pasado de largo, hemos cerrado los ojos o simplemente, no opinamos por no discutir... Pecados de omisión, que también ve Dios. Sí, necesitamos ser pecadofóbicos en toda la extensión de la palabra. ¿Eres tú un pecadofóbico?

"Éste es el mensaje que hemos oído de él, y que les anunciamos: Dios es luz y en él no hay ninguna oscuridad. Si afirmamos que tenemos comunión con él, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no ponemos en práctica la verdad. Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su palabra no habita en nosotros" 1 Juan 1:5-10 NVI

Angélica García Sch.

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